
Los peruanos y peruanas vivimos cada día un real maravilloso de novela perversa. Los y las criminales de hoy pueden llegar al poder el 2026
Nuestra realidad cotidiana transcurre entre denuncias fiscales continuas contra la presidenta y sus familiares, contra políticos y funcionarios; entre encarcelaciones y excarcelaciones cada semana, de diversos personajes vinculados al Gobierno y al Congreso; entre promulgaciones de leyes que hacen retroceder al país a los años 90; entre decretos leyes que nos avergüenzan como sociedad civilizada, como la ley que declara como enfermedad a la diversidad sexual en los peruanos y peruanas.
En este país, en el Perú, los y las delincuentes de alta gama denuncian a los que los encarcelan o investigan. Esto ocurre con los delincuentes cogoteros de la calle hasta las y los delincuentes de saco y corbata que gobiernan el país.
Así tenemos policías honestos encarcelados o que han perdido su trabajo por cumplir con su deber al encarcelar a delincuentes; fiscales denunciados por investigar delitos de corrupción contra el Estado Peruano, por ejemplo, los fiscales Rafael Vela y Domingo Pérez, que ahora sufren una brutal campaña de parte de Keiko Fujimori y de sus secuaces políticos.
Hoy, como dice el presidente del Poder Judicial, Javier Arévalo, las organizaciones criminales tendrán candidatos en las elecciones generales del 2026. Lo harán financiado campañas.
Reproduzco aquí lo que dicen el Diario La República:
El Congreso ha consolidado el camino para que esto suceda. Más que riesgo, esto es una amenaza real, de entender que el país está siendo gobernado y manejado por bandas criminales. Tanto es así que los principales partidos: Fuerza Popular, Perú Libre, Renovación, Avanza Perú, Podemos, Acción Popular, Alianza para el Progreso, se han convertido en bandas criminales y han tenido el desparpajo de hacer una norma por la cual han convertido en organismos intocables sus bandas criminales. Eso no lo ha logrado ni la mafia siciliana ni la mafia neoyorquina.
Hoy están cambiando las reglas electorales para permitir que representantes de economías ilegales entren a los puestos de elección popular. En las próximas elecciones va a ser complicado tener representantes de mejor calidad.
Lo que estamos viviendo es una situación muy grave de destrucción de las instituciones, a tal punto que estamos oyendo al presidente del Poder Judicial que tambalea ante la amenaza que está frente a él.
Creo que la única forma de revertirlo es con un golpe ciudadano; es decir, un golpe de moralidad, un golpe ético.
Lamentablemente, la mayoría de los partidos son bandas criminales o clubes familiares o de amigos, no hay un espacio de participación ciudadana, salvo que aparezca un liderazgo a último momento que ejecute los cambios que necesariamente deben ser disruptivos. La sociedad civil tiene que lograr progresivamente una reforma.
La ciudadanía debe buscar y respaldar candidaturas libres de cuestionamientos, así como diligentes y transparentes en el manejo de sus finanzas de campaña. Asimismo, se debe exigir a las autoridades judiciales para atender con prioridad los casos emblemáticos de gran corrupción.