
El Congreso de la República presentó 134 proyectos de ley, destinados a la creación de nuevas universidades. La continuidad de estos proyectos sólo duplicaría la cantidad de casas de estudios superiores, en comparación con la era pre-Sunedu.
Este acelerado impulso legislativo ha generado preocupación entre diversos especialistas. Algunos opinan que este boom de propuestas representa la proliferación de lo que ellos denominan «universidades de papel».
Según dijeron los expertos, estas instituciones, sin un sustento técnico ni presupuestario adecuado, parecen estar motivadas, únicamente, por intereses políticos. Esto se asentúa ahora que estamos de cara a las elecciones del 2026, donde muchos legisladores aspiran a reelegirse como senadores o diputados.
Según el exministro de Educación, Idel Vexler, estas leyes de declaratoria de interés para nuevas universidades responden, principalmente, a un afán populista y político. Para Vexler, la creación de más instituciones educativas sin presupuesto asignado, carece de sentido legal, fáctico y educativo.
FALSAS EXPECTATIVAS
El exfuncionario precisó que antes de generar falsas expectativas en la población, se debe repotenciar las universidades existentes que luchan con presupuestos limitados para ofrecer una educación de calidad.
Vexler explica que se puede distinguir entre la creación de universidades, a partir de instituciones ya establecidas, de aquellas que surgen sin los recursos necesarios para su funcionamiento.
Esta postura es compartida por el experto en políticas educativas, Paul Neira, quien advierte que la aprobación masiva de estas iniciativas conduciría a un exceso de instituciones educativas. Esto superaría, incluso, el número de centros de estudios superiores que existían antes de la creación de la Sunedu.
Neira también critica el enfoque simplista de algunos congresistas, quienes omiten la complejidad del proceso de creación de una universidad. Para Neira, la aprobación de una ley no es suficiente para garantizar el éxito de una nueva institución educativa.
Los especialistas señalan que el «impulso» por crear nuevas universidades podría ser contraproducente si no se acompaña de un análisis riguroso de las necesidades y recursos disponibles.