
“Yo la amo, es el amor de vida”, “Ella es solo para mí”, “Sólo fue un simple golpe. No volverá a pasar” Muchos hombres dicen “amar” a sus parejas, pero cuando son agobiados por los celos, sus actitudes amorosas cambian completamente, se descontrolan y comenten los más crueles actos de violencia en contra del ser supuestamente’ amado. ¿Qué pasa por la mente de una persona para actuar de esta manera?
Los celos desmedidos hacen que una persona no controle sus impulsos. Las personas acumulan sentimientos de ira y cólera, se dejan llevar por estas sensaciones y reaccionan agresivamente, sin darse cuenta en ese momento de las consecuencias.
La mayoría de personas piensan que los celos son una demostración de amor, cuando en realidad, en ninguna circunstancia, son una garantía de que la pareja realmente te quiera. Suelen pensar “Más me cela, más me quiere” sin saber que detrás de los celos, solo hay inseguridades, ideas equivocadas de lo que significa una relación de pareja.
Por lo general, las personas que son presas de los celos creen que su pareja les pertenece y son dueños de su destino. Este tipo de pensamiento es producto de una forma inadecuada de querer, o mejor dicho de no querer. Nadie que me ame y respete a otra persona, puede hacerle daño con golpes o de manera psicológica. Simplemente esa persona “NO TE QUIERE”
Todo es parte de un círculo vicioso. Si dejas que tu pareja te levante la mano una vez, ten por seguro que lo volverá hacer. La violencia comienza con agresiones que se van incrementando con humillaciones e insultos, y después los golpes; luego el agresor entra en la etapa del arrepentimiento pidiendo disculpas y argumentando que ya no volverá hacerlo.
Sin embargo luego buscará otra excusa para hacerlo y terminará pidiendo disculpas, creando un “círculo de violencia” Muchas mujeres que son víctimas de la violencia, piensan que es algo normal y cotidiano, que a todas les sucede. Minimizan la situación y dicen: “no me pega, sólo me insulta o grita”, o “sólo me empujó o me jaló de los cabellos”, etc., sin darse cuenta de que iniciaron un ciclo de violencia, que cada vez más se incrementa, y que no son capaces de detener.
Debemos saber diferenciar. Si mi pareja en lugar de darme amor y comprensión, me agrede física y verbalmente, y me trata mal, deberé poner un ALTO, y alejarme de esa persona. Las personas violentas no cambian de la noche a la mañana.
No hay que dejar que de un grito se pase a golpes. En una relación donde prevalezca el amor, el respeto y la comunicación no hay opción para la violencia. Todo empieza por cada uno de nosotros, si te quieres y respetas a ti mismo; jamás permitirás que otra persona lo haga. Solamente recuerda “amar no es igual a golpes”