Editorial: Censuras y democracia en el Perú

Wilmer Fernández, director de Cutivalú.

El Perú es una democracia, por lo menos en la teoría. Toda democracia implica algunas creencias o actitudes o valores fundamentales arraigados personal y socialmente en los y las ciudadanas de un país.

Estos valores fundamentales de la democracia son el respeto entre las personas, la escucha, el dialogo, la libertad de creencias o de opiniones, la tolerancia y la pluralidad en la diversidad humana, la justicia, la igualdad entre hombres y mujeres en todos los aspectos sociales y dimensiones de la persona.

Estos valores aseguran una ciudadanía suficientemente autónoma para salvaguardar la democracia, tanto como sistema político como un valor personal en las relaciones humanas cotidianas.

Esta democracia, además, implica un sistema educativo que tiene como prioridad y sin censuras formar personas en libertad, que piensan por sí mismos, autónomos/as, con libre albedrío, con sentido común, que eligen la vida que ellos y ellas quieren vivir y que se sienten parte de un colectivo político con su historia y su realidad, que es su país.

En el Perú, parece que este concepto de democracia no está en la mente de varios de nuestros políticos y políticas nacionales y regionales.

Por ejemplo, en la región Piura, por motivaciones religiosas el Consejo Regional no aprueba el Plan Regional de Igualdad de Género porque, según algunos consejeros, hay una palabra que no les gusta: LGTBIQ+.

A nivel nacional, no sin motivaciones religiosas conservadoras, por ley se ha quitado el lenguaje inclusivo en la documentación de las instituciones del Estado.

En estos días están en curso proyectos de ley para quitar la paridad y alternancia entre hombres y mujeres en la postulación a los cargos políticos del país.

Y la cereza del pastel la pone el Ministerio de Educación. El viernes pasado se ha hecho publica la disposición de la anterior ministra de Educación, Miriam Ponce, de aplicar la censura en varios textos escolares palabras que nos les gusta porque, según dicen, resultan sensibles.

Les parece sensibles palabras como: dictadura, conflicto armado, conflicto social, educación sexual integral, aborto, «ideología» de género, feminicidio y violencia de género.

Esto es un escándalo puesto que se busca invisibilizar aspectos de nuestra realidad que no se pueden ocultar a las nuevas generaciones.

  • ¿Cómo podríamos hablar de la historia del Perú sin la palabra dictadura, si casi toda la historia peruana está marcada por dictaduras?
  • ¿Cómo podríamos hablar de la historia peruana y de otros países si quitamos la palabra conflicto armado y conflicto social, si es parte de la realidad de los países latinoamericanos?
  • ¿Quién educará a los jóvenes en sexualidad integral, si la mayor parte de las generaciones de adultos/as nunca hablaron sobre sexualidad ni en la familia ni en el colegio?
  • ¿Cómo explicar a los jóvenes los niveles de violencia contra las mujeres y las muertes que produce el machismo, sin mencionar violencia de genero y feminicidios?

Esto es realmente preocupante. Lo que está pasando en el Perú, ya es de terror. Solamente la inquisición y las más feroces dictaduras fascistas censuraron libros, ideas y palabras en sus correspondientes sociedades.

Esas censuras siempre respondieron miedos de que la población pueda construirse una opinión que ponga en riesgo sus posiciones políticas o sus creencias religiosas. En el fondo siempre ha sido el miedo a que la gente piense por sí misma.

Por eso, ese tipo de medidas no corresponden a sociedades democráticas, menos a las sociedades modernas o sociedades de la información como lo es la nuestra.

No importa si tiene motivaciones religiosas, políticas, estas censuras van contra el derecho a la verdad y a la historia, a la verdad de la realidad peruana y a los acontecimientos vividos por los peruanos y peruanas en su historia.

Por eso, cuando volvamos a votar por autoridades nuevas, no perdamos de vista a las que hoy están haciendo retroceder el país, no sólo al siglo pasado, sino a la edad media. ¿El Perú es una democracia?

No dejemos que este festín de los grupos de conservadores y fundamentalistas continúe.

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