
Por: Paco Muguiro Ibarra S.J.
Este dilema es falso porque todos sabemos que los individuos sin la sociedad, que nos acoge y nos acompaña, no son nadie, y que la sociedad sin individuos tampoco. La historia de la humanidad va dando bandazos sin encontrar muchas veces lo más adecuado para los individuos, que vivimos en sociedad. Venimos marcados desde el siglo pasado por los principios individualistas de Margaret Tacher, que decía: “Existe el individuo, la sociedad no existe”, privilegiando lo individual, lo privado frente a lo colectivo y lo público, alternativa que venimos viviendo en Occidente desde hace más de 50 años, como alternativa a que unas décadas antes, una gran parte del mundo en Oriente ha vivido de un paradigma que privilegiaba, la sociedad, lo común, lo público sobre el individuo, sobre lo privado. Era un mundo bipolar. Qué pasó? Que se cayó uno de los dos polos, el paradigma, que privilegiaba lo común, lo público.
Y en esto nos cae el covid-19, que por supuesto hemos provocado nosotros destruyendo la biodiversidad de la naturaleza, que era su casa, pero que nunca creímos que nos iba a hacer frente, que nos iba a atacar cumpliendo con el refrán: “que la mejor defensa es el ataque,” porque nosotros éramos los dueños del planeta y de sus leyes y de su naturaleza, que creíamos podíamos manejar, explotar y destruir.
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Cuatro meses han bastado para que nos diga: “ustedes podrán manejar la bomba atómica y destruir, pero a la naturaleza no la manejan, más bien la desordenan y destruyen”, y por nuestro ataque a la naturaleza, destruyendo la riqueza de la biodiversidad hemos dejado sin hábitat, sin su casa a un montón de virus, que se han convertido en “ocupas” de nuestras casas y de nuestros cuerpos, en todo el mundo, y que ya está matando a cerca de 500.000 personas, y las que quedan por morir .
Y ante esta pandemia, resulta que no nos salvamos individualmente, sino colectivamente y que los sistemas privados no sirven, que los que sirven son los públicos a los que hemos ido quitando presupuestos. Y el virus nos grita: «ustedes no son individuos, son comunidad, no pueden vivir aislados, ni siquiera los países pueden mantenerse aislados, son comunidad, tienen un origen común y un destino común». Al “ Virus Ocupa” no lo desaloja ni el individuo solo, ni el país solo, o lo desalojamos todos, o será una amenaza para todos y por mucho tiempo, a lo mejor hasta que le devolvamos y respetemos su casa El otro día decía un enamorado de la naturaleza: “Yo no quiero volver a aquella normalidad porque es la causante de esta crisis.”
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Diversos columnistas lo han expresado así: “ Habrá que invertir en la sanidad pública, porque la privada sirve para lo que sirve…..Ahora se pone en evidencia, más allá del sistema sanitario, la necesaria prioridad de lo público en la reorganización de la economía y la sociedad….La depresión y la II Guerra Mundial exigieron romper el fundamentalismo del mercado, para proteger derechos sociales y la vida en general, aun conservando el dinamismo del mercado, para aquello en lo que es útil” ( Manuel Castells, La Vanguardia, Barcelona 18 de Abril)
«Y subrayo “nuestros” porque igual que la respuesta a la pandemia es colectiva o inútil, nuestra devastación económica será compartida o fallida” ( Lluis Amiguet)
“Frente a todas las incertidumbres…hay una certeza, que es la necesidad de un nuevo contrato social que fortifique lo público, cuando viene las crisis, lo común, lo público y lo colectivo son salvavidas”(Jessica Albiach, La Vanguardia, Barcelona 10 Abril, 2020)
Como es difícil que devolvamos el 20% de biodiversidad que hemos destruido, y aunque todavía estamos a tiempo de no perder el otro 25%, que se encuentra en peligro de extinción, vendrán nuevos “Virus ocupas” a nuestra casa común, fomentemos lo público, lo común, la solidaridad, la ciudadanía mundial, en lugar de lo individual, lo privado, las fronteras y los muros, para estar mejor preparados a los nuevos ataques de la naturaleza herida.